Con impunidad y sin vergüenza se engalanan tras la bandera, salen a la calle gritando a favor de rancias teorías y contra aficiones y clubes de fútbol que no piensan como ellos. Estaban escondidos, sólo salen cuando los vientos les son propicios; tristes personajes que se afanan en reivindicar el pensamiento único, el trozo de tela único, las notas musicales únicas.
Abajo reyes y familias que viven una vida de privilegios en tiempos en los que debería primar la igualdad y el derecho a una educación gratuita, pública y de calidad, sanidad para todos los ciudadanos, aunque no se rompan las caderas matando elefantes en otros continentes.
Me la traen floja los privilegiados, me cago en la Aguirre, fascista de pro, y en todos los que la rodean, aunque no estén en la misma comunidad.
Quiero una República, ¡ya!
Quiero un país abierto y quiero mentes no tocadas por la gracia de un dios que no existe y en el que me cago también. Quiero poder ver mil colores y escuchar millones de pitidos. Que los partidos de fútbol sean sólo eso: un juego limpio entre equipos y unas aficiones felices por celebrar una buena final.
Deseo que no me jodan más, ni a mi ni a ninguno de los míos; que no me roben más, que no intenten taparme la boca.
Que esta noche piten y piten hasta cansarse, en paz y en alegría, pero que piten a toda esta gentuza que me aburre soberanamente y me resulta obscena.
¡¡¡¡Que les jodan!!!!