martes, 20 de septiembre de 2016

La mejor versión


Una vez soñé que una bonita muchacha de sonrisa imperecedera daba a luz a su tercer hijo. El bebé, con unos ojos inmensos, enseguida miró todo con curiosidad sin saber exactamente dónde estaba ni qué era aquello que veía con sus pupilas todavía difíciles de enfocar. La muchacha bonita y el muchacho guapo ya tenían dos hijos, niña y niño, ahora la familia estaba al completo pues el pequeñín ponía el remate excepcional.

Una vez soñé que los dos hijos de la pareja miraban al recién llegado con expectación y asombro, y se preguntaban cómo pudieron sus padres viajar a París en tan breve espacio de tiempo y sin maletas. Este par de dos miraban al nuevo inquilino de la cuna familiar en silencio e inmóviles, pues les pareció frágil, y además no hablaba su idioma, un rollo.

Una vez soñé que tras esos primeros momentos de incertidumbre los dos se decidieron a traspasar los límites de los adultos y comenzaron a estrujarlo sin piedad, a tocar sus pies y sus pequeñas manos que él movía por soleá. Más tarde, clavaron sus dedos en los mofletes rosados de ese niño recién traído que era todo ojos, el sello de la casa, y éste emitió un quejío.

Una vez soñé que ese niño era mi primo hermano y que era parte mía como los otros dos con los que había jugado. Soñé, que al no estar en la misma ciudad me perdía muchas cosas, mas un hilo nos unía de una forma universal, un hilo fuerte y duradero que ni la distancia podría rasgar.

Una vez soñé que ese bebé se hacía hombre y se convertía en un caballero honesto, cariñoso, un rockero de los duros, trabajador y solidario, una belleza de persona por dentro y por fuera. Ese niño fue amado por toda su gente desde el segundo uno en que respiró nuestro aire, y al ir creciendo, brotaron de él el respeto al ser humano y a sus derechos fundamentales, el respeto a la naturaleza y a los animales. Afortunado él, encontró el amor cuando sus grandes ojos se cruzaron con los ojos brillantes de ella, fue ungido con la amistad y el amor fraternal, y bendecido con un par de bellos hijos… 

Pero, ¿qué estoy diciendo? Yo no soñé nada de esto, esa persona existe y es real, y sí, es mi primo Jorge y todos nos alegramos infinito de que aquél día su madre feliz lo trajera a casa envuelto en una toquilla que había heredado de sus hermanos Sonia y Miguel Ángel. Todos los que lo conocen sienten un profundo orgullo por la clase de tipo que es, por ser el hijo, el hermano que es, el tío, el padre, el compañero de vida, el primo, el amigo…La mejor versión de sí mismo.

Personas así las hay contadas, ¡qué dicha!, en esta familia con él ya son varias.

No es de extrañar que fuera el último en llegar a ese clan de cinco: la guinda del pastel, la estrella en el árbol de navidad, la joya, el punto y final en un libro que continúa en otros libros.


Para empezar te adoramos, Jorge, y a partir de ahí, todo lo demás.



Para mis primos Jorge, Sonia y Miguel Ángel, con amor inmenso.


Escrito a finales de junio para la fiesta de aniversario de mi primo Jorge.