Creo que mi fascinación por los
mapas se está convirtiendo en una obsesión. El otro día, el mejor amante que he
tenido hasta la fecha me propuso ir a cenar a un excelente restaurante japonés de
la ciudad y pasar la noche juntos en su casa con piscina y le dije que no, que andaba
metida en algo gordo y no quería que nada enturbiase mi mente.
Y es que este proyecto me lleva a
maltraer, porque no se trata de encontrar objetos y calificarlos como cuando
hice la ruta de los torreznos o la de la ensaladilla rusa, no, cuando se trata
de personas no se puede tener un plan de trabajo al uso, los problemas surgen cuando menos te lo esperas, todo es impredecible con los hombres.
Me contaba una amiga lo difícil
que le resulta conocer a un hombre con el que mantener una relación tranquila, compartir
gustos, reírse, así que me he ofrecido a localizar a todos los tarados de mi
ciudad durante el verano. Sí, ya sé que es una investigación harto laboriosa y
que incluso puede resultar peligrosa, pero creo que es mi deber como ciudadana
de bien que tiene tiempo libre poner en conocimiento a cuanto imbécil pulula
tranquilamente haciendo el mierder.
Escogí una aplicación de
contactos al azar, es la mejor forma de tratar con este tipo de sujetos y por
eso desaconsejo su uso, aunque allá cada cual. Empecé un poco a la aventura, en
principio sólo tengo citas con los que me llaman la atención por algo que veo
en su fotografía o por lo que dicen en el chat, aunque no te puedes fiar de
nada en absoluto, esto está contrastado, todo es mentira hasta que se demuestre
lo contrario. Pongo ciertas limitaciones eso sí, porque si doy total libertad
el estudio sociológico se me escaparía de las manos.
Ayer, y tras algunas negativas
previas, decidí dar una oportunidad y volví a quedar con Te Punto Plasta. Tiene
buena conversación, viste y huele muy bien, se está a gusto con él hasta que
empieza con sus halagos y a mí me suben los niveles de azúcar en sangre.
Siempre manifestó querer algo más
conmigo, y como yo no le sigo el rollo me trata con despecho, como si la canción
Tu frialdad de Triana la hubieran
compuesto para mí.
Anoche fuimos más lejos y nos
besamos bastante entre “te comía toda” y “qué guapa eres” o el novedoso “te
haría el amor mucho el resto de mi vida”. Hasta ahí todo era más o menos lo
esperado, pero se apartó a eso de las 2:18 AM para decirme que nunca me
querría para echar un polvo, que si soy superespecial, que me lo tengo que
creer, que alguna vez no ha querido quedar porque le doy miedo, que pa’quí que
pa’llá. Y veo su fondo de pantalla del móvil en la que aparece una amiga, la
mujer de la que está enamorado, me dice. Y como no me ando con rodeos con él le dije
unas cuantas cositas. Punto uno: si estás enamorado hasta las trancas (T. dixit) de una
mujer, ¿qué hostias haces hablándome así y
besándome como si no hubiera un mañana? Punto dos: el concepto de querer amarte
toda la vida se ha distorsionado bastante, creo…y seguí enumerando hasta que se bajó
del coche espantado, diciendo aquello de ya te llamo mañana y hablamos.
¿Hablar mañana, para qué?
¿Hablar mañana, para qué?
Al día siguiente, o sea hoy,
quedo con uno al que había dejado plantado en una cita anterior para ver su reacción. Insistió tanto que ahí estaba yo, esperando a que pasara a recogerme para ir a comer.
Me subo al coche y un pestazo a tabaco que tumba, no me gusta su forma de vestir, pero me digo, adelante, te tomas algo con él y te vuelves para casa. Craso error, él tenía otros planes.
Me subo al coche y un pestazo a tabaco que tumba, no me gusta su forma de vestir, pero me digo, adelante, te tomas algo con él y te vuelves para casa. Craso error, él tenía otros planes.
A dos pasos de donde iba a parar
el coche me dice: he comprado salmón y ensalada y así nos conocemos un poco
más. No me da tiempo a reaccionar, estaciona en una zona de casas bajas, y es abrir la puerta del copiloto y la de su
casa todo en uno, entrar y sin cerrar la puerta aquello de se me ha estropeado
el aire acondicionado y ¡zas! se echa sobre mí para meterme la lengua hasta
el fondo intentado meterme mano a la vez. Lo aparto mientras le digo, esto no.
Salgo por la puerta y mientras camino escucho yo te llevo, espera que yo te llevo, mujer.
No, no me llevas, me voy yo.
No, no me llevas, me voy yo.
Son sólo dos ejemplos de lo que me voy encontrando que no están
mal. En dos días dos merluzos localizados y adjetivados. No sé qué me ocurrirá mañana, pero dado lo que
está dando de sí el tema, tendré el mapa finalizado para septiembre, y menudo mapa. Cada día
supera al anterior, esto es un no parar.
Confieso que hay momentos en los que me cuesta controlar mis nervios, pero soy una profesional del hallazgo y he de llegar hasta el final.
Puede parecer que estoy corriendo
riesgos innecesarios o que hago el capullo, pero alguien tiene que hacer el
trabajo sucio,… lo sé, todavía estamos a cinco de julio.
Basado en hechos reales. Cualquier parecido con la realidad de la verdadera protagonista es pura
coincidencia, ésta supera con creces la ficción.
Dedicado a mi tata Pina, Récord Guinness de muchas cosas buenas y también de ésta.