lunes, 20 de enero de 2014

Nada


Esta mañana he encontrado la pulsera que me regalaste en nuestro primer invierno de tres, (sí, esa que perdí hace dos años) y al encontrarla me he dado cuenta del tiempo que hacía que no metía las manos en esa chaqueta de lana marrón chocolate, ¡qué cosas!

Cuando me la puse en la muñeca la primera vez, supe que todo tu amor y deseo hacia mí estaba concentrado en esas dos tiras púrpura. No fue algo que estuviera escrito en ningún sitio, no lo dije en voz alta  ni lo pensé…sólo supe que desde el momento de tocarla, todo tú estabas rodeando mi  muñeca flaca y te aseguro que entonces me pareció mucho. Por eso mismo, al perderla de vista, fue como si algo latente e invisible me zarandeara para comunicarme con runrún obstinado, que la pérdida de esa pulsera era algo más que un simple extravío de un objeto minúsculo. 
Entonces los kilómetros se multiplicaron por diez, cien, mil, ¿te lo imaginas? Lejos, estabas lejos, mucho, y aun así, me llamabas con palabras dulces. Y aunque me regalaras otra similar para paliar la pérdida de la primera, y estuviéramos por un tiempo pegados el uno al otro de nuevo, aquéllo que una vez hubo, se perdió al cruzar una cadena montañosa.

Durante esos días empezó todo lo malo entre tú y yo, transcurrieron los hechos de la peor manera posible: la tuya.

Como te decía, hoy he metido la mano en los bolsillos de una chaqueta, he sacado esa pulsera, y he sonreído con cariño, sin sorprenderme, sólo vocalizando mentalmente un ¡anda!

Ahora  es una pulsera más, ya no queda nada de lo que un día hubo, de lo que al mirarla vi, nada.




sábado, 11 de enero de 2014

Nueva etapa

El día 9 de enero comenzó una nueva etapa en mi vida. Me han dado la oportunidad de demostrar lo que puedo ofrecer en el terreno laboral y personal. Os escribo exultante de alegría por volver a ser trabajadora contratada, y además, me encanta que este día haya coincidido con el nacimiento de una mujer sensacional: Simone de Beauvoir
De nuevo los fines de semana serán findes y los lunes, lunes…Por fin puedo volver a gritar: ¡Es viernes!

Recupero una reseña antigua que escribí y aprovecho la ocasión para agradeceros a tod@s los que os habéis alegrado inmensamente por mí con un gran abrazo desde el Mediterráneo.

Ahora, una taza de chocolate caliente y unos capítulos de serie. El día está muy gris y apetece apalancarse un rato.


MEMORIAS DE UNA JOVEN FORMAL, Simone de Beauvoir

Decía Marguerite Duras que "escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiéramos". En mi caso, lo que intento es saber de qué manera explico los sentimientos que guardo tras leer estas memorias de una joven inusual.

Las palabras de Simone de Beauvoir se han ido clavando como puñales en ocasiones y rozando como cintas de raso en otras (mi estado melancólico de ese momento tuvo mucho que ver).

Descubrir en esta mujer que ya desde muy niña poseía una mentalidad moderna, alejada del ambiente burgués en el que vivía —encorsetado por un catolicismo que constriñe, intolerante, que dicta lo que se debe hacer y en qué se ha de convertir una—induce a preguntarse, pasados los años, dónde se queda la delicadeza, el pensamiento profundo y libre, los deseos inmensos por conocer.

¿Se sorprendería Simone al ver esta sociedad "avanzada" causar tanta maldad en todos los aspectos de la vida y retroceder inexorablemente a siglos pasados por culpa de cabezas insanas? Pregunta al aire.

Hoy tenemos de todo a nuestro alcance, y es muy probable que no toquemos, leamos o vivamos una centésima parte de lo que esta mujer disfrutó. Por eso mismo, el deseo intenso de Simone que convirtió, día a día, en realidad, pese a las dificultades de ser mujer en su época, la convierte en un ser extraordinario y bello, mostrándose a su vez sencilla y siempre sincera con ella misma y con los que la leemos.
Vivió según le dictó su conciencia, su corazón, y su forma de ver la vida, y eso es admirable en cualquier persona.

Este libro me ha hecho enfrentarme a la triste realidad de sentirme poca cosa comparada con ella, y al grandioso hecho de emocionarme al extremo. Leer es algo tremendamente maravilloso y nos hace más libres para elegir.