martes, 11 de agosto de 2015

¡Otro verano más, qué pasa!

Lo que veo desde donde escribo ©Ana Meca


Lo admito desde mi silla frente al portátil y mis dos pantallas, tenía muchas ganas de que llegara la primavera y después, como es habitual, el verano. Dejar atrás los ropajes, los días cortos de luz y la sensación de tristeza-hastío de ver que no pasa nada, nada de lo que deseo, porque ocurren cosas sí, algunas horribles, otras no tanto.

Cada año, durante el invierno, olvido por completo que en verano existe el regetón a todo trapo, el profundo aroma J'o(eau)de(é)té de los que te cruzas y de los que puedes adivinar sin dificultad su última ingesta de alimento o bebercio; los tipos sin camiseta y chanclas comprando en el supermercado mostrándote su invierno matador en el gimnasio, y las gentes que te preguntan tipo mantra: ¿qué, dónde te vas de vacaciones? (aunque ellos mismos nunca jamás hayan salido del pueblo). Y yo mientras con barriga inminente tan sólo por tomarme unas birras con tapa. No me parece justo.

Me presiona mucho tener que divertirme porque sea verano y hacerlo con un cuerpo de escándalo. Para la mayoría resulta impensable que vayas a pasarte julio y agosto haciendo prácticamente lo mismo que has estado haciendo el último par de meses, esto es, viendo las ofertas de empleo, haciendo cursos gratuitos en universidades extranjeras online, ganchilleando, y por supuesto, leyendo y viendo series y películas en soledad. Y sí, veo a la gente que se lo puede permitir que se va y me alegro mucho por ellos, pero a mí ver tanta foto con la sonrisa puesta como si fueran colocados todo el día me carga un poco, no lo voy a negar.

Si no te diviertes en verano a la manera clásica, qué tipo de mierda eres, nena, que los días pasan y mañana podrías estar muerta… ¡Jodo petaca! Y eso me deprime mucho más de lo que ya estoy. Pero de pronto, la hija de un amigo canta una versión de Titanium y me acuerdo de escuchar esa canción yendo con mi pequebro a un curso de diseño web y son buenos recuerdos, y entonces me la pongo en spotify a su máximo y la canto hasta donde llego. Por un momento me siento estupendamente y me importáis un bledo todos y todo. 
Soy titanio, me siento poderosa.

Pero no nos engañemos, sigo siendo el mismo excremento que no va a tirarse una hora en un autobús para llegar a la playa donde al menos tendré que pasar seis horas sin nadie con quien hablar, con la tajante prohibición de tomar el sol hecha por la dermatóloga debido a la sensibilidad de mi piel y mis lunares. ¿Qué necesidad tengo? Me niego a eso, y también a ir a la piscina municipal donde encontrarme a mi vecina de enfrente gritando a sus hijos en un lugar diferente a la cocina de su casa. No hay escapatoria, todas son vecinas de alguien.

Siento si te molesta que no siga a la masa en su divertimento, siento si te molesta que en ocasiones me ponga a cantar con mis auriculares puestos y sólo escuches mi voz y no la base musical que podría tapar mi desastrosa entonación. Siento si te molesta mi soltería a ti,  hombre casado y con hijos, la vida que me ha llevado por ahí.

Seguiré blanca aunque a ti, que estás tan morena, te dé asco. Y es una  pena que este año mi hermano decidiera no llenar la piscina donde nado y floto día y noche los últimos veranos, una pena muy grande. Me habré vuelto exquisita dentro de mi ruralidad pero esas cosas me gusta hacerlas en la intimidad, ¡qué le voy hacer!
A ti probablemente te encante ir salvando obstáculos humanos dentro del agua y no poder dar una brazada, escuchar la playlist musical que lleva el de al lado en la playa donde estás apretujado contra otros veinte, sus toallas, sombrillas y más playlist; cortarte en el pie con la anilla de un refresco que una mente maravillosa ha decidido soltar del recipiente de un tirón y lanzarlo a la arena, la misma arena que se te mete en el ADN y ya nunca más se va hasta bien entrado el otoño. Salir del mar cubierto por algas, bolsas plásticas o rozarte con ese mojón que flota porque alguien ha tenido un apretón mientras saltaba olas. ¡Jajajajajaja, qué risa! No te envidio nada eso, a menos que tengas una casita frente al mar y puedas ir y venir cuando te plazca.

Siempre he sido más de veranos en el pueblo: pilón y manguera, ¡bendito inventor!, quiero una calle para el que se le ocurrió esa maravilla de la técnica.

Así que no me mires mal si no paso un verano tostándome al sol por todos los pueblos de la costa, saliendo todas las noche de cenas, bares de copas con una banda sonora inaguantable, y la discoteca mañanera. No me mires mal si no tengo un chalet propio donde irme, o no alquilo un apartamento en la playa. No pasa nada si no finjo ser feliz porque es verano, el universo sigue expandiéndose lo sea yo o no. Y si me preguntas cómo estoy lo mismo te digo bien para zanjar el tema, pero si me da por decirte mal, permíteme que esté de mala hostia y decirlo. El mundo me lo debe.

Sólo me dais mucho asco cuando viajáis donde quiero hacerlo yo, pero ya llegará el día en que yo dé asco a alguien por ello.

Sólo unas cuantas cosas más y acabo: si de repente cae una tormenta y me coloco bajo ella, vestida, y me mojo entera gritando y riendo perdóname si te parece una locura pero seguiré haciéndolo hasta que desaparezca del mapa. Y si deseo besarme con alguien como si no hubiera un mañana no me mires como si hiciera el ridículo porque ya no tengo veinte años, y tampoco me mires de esa manera acusatoria si me quito la camiseta en mitad de un concierto en un arrebato festivo. No le debo nada a nadie y esa es la libertad más grande, así que haré lo que me plazca en cada momento, como ahora que no quiero hacer absolutamente nada. Bueno, no, voy a ver una película que esta tarde-noche salgo por ahí de terrazas y otras cosas y mañana mi querida hermana de Sevilla, Mer, y yo nos desvirtualizamos por fin; viene a echar un ojo a la ciudad y otro a mí.

¿Ves? Aunque no esté morena pasan cosas que no están nada mal y lo puedo contar después de que el viernes pasado un camión invadiera nuestro carril queriendo hacer de nosotros el relleno de un sándwich con un tráiler que circulaba por la izquierda, un accidente de circulación que se evitó gracias a los reflejos alucinantes de mi hermano y la colaboración de los demás vehículos. Sí, todo esto ocurría mientras sonaba el cd de Mark Anthony en bucle, aunque sólo escuché a mi hermano llamar loco al camionero invasor, y lo demás, como en una película del espacio exterior, silencio absoluto. Después, un dolor muy fuerte de cabeza y mi cuerpo rígido sin saber cómo colocarme para estar cómoda. Así hasta llegar al destino.

Razón de más para que hoy me importe todo una mierda, porque sólo se necesita un segundo, ¿sabes? Uno sólo y ya.


Así que disculpa si me molesta que quieras imponerme tu canción del verano y te lo diga.


6 comentarios:

  1. jajajajaja, no estas sola, creo que hay muchos como tu. y si odio que cuando te observan solo sepan decirte que piernas mas blancaaas tienes. porque no vas a la playa y electrolatino a toda hostia !!! pero bueno yo soy feliz asi. y que tu deberias serlo tambien, ese frase " no pasa nada si no finjo ser feliz" uuuunnnnmm. y si quieres me armo de valor y salgo de mi cueva y te llevo a calas desiertas y pueblos con pilon y manguera. aunque el valor ya lo tengo porque lo que si llevo mal es se me cae la casa encimaaaa !!!!!!!!

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    1. Lo que quiero es disfrutar de todos mis estados de ánimo, que no me juzguen si no soporto las frases de Coelho, y lo que no haré jamás, jamás, será simular algo que no siento porque esté en una determinada estación o festividad.

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  2. Eso es "disfrutar" e intentar que los juicios que otras personas nos hacen por nuestra manera de actuar o pensar no nos afecte. Y me refería a esa frase en el sentido de que tenemos que intentar ser siempre felices !!!! aunque creo que tu lo consigues casi siempre, alguien que se baña bajo la lluvia puede parecer estar loca, si, pero una loca maravillosamente feliz !!!!

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  3. Feliz Navidad Meca!!!

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  4. Cuánta belleza y profundidad con palabras sencillas.

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea