Me gustan estas mañanas de sábado soleado, aunque me haya levantado con un brutal dolor de cervicales y con cefalea tensional, en las que charlar con los amigos de cosas chulas: cine, literatura,...otras más personales. Saltamos de una a otra con facilidad pasmosa, entrelazándolo todo como cuando tejo hilo con el ganchillo...Charlas con Jean, entre lavadora y cambio de sábanas...con Matt entre toma de paracetamol amable y búsqueda de película casi imposible de conseguir...
Hoy, charlando sobre Salinger con este último, le he hablado del libro de Enrique Vila-Matas sobre las renuncias y desapariciones por elección, y me he acordado de la reseña que escribí en 2009 en melibro.com
Me gusta recomendar libros o autores que me fascinan a mis amistades (sean o no peligrosas) y si como Bruno, mi arquéologo favorito, me dicen que le encanta Vila-Matas,... yo, tan feliz.
Por si os apetece echarle un vistazo, aquí la comparto.
BARTLEBY Y COMPAÑÍA, Enrique Vila-Matas
Me
encontré con Enrique Vila-Matas en el estante de una librería hace ya algún
tiempo y desde entonces sus libros me conducen irremediablemente a la búsqueda
de otros, al encuentro de otras músicas, de otras películas…Y así voy, con la
inquietud de un parvulario por las cosas nuevas que aprende: con los ojos bien
abiertos.
Sus
narradores siempre llevan prestado su rostro, es algo que no he podido evitar
desde que lo leo.
En
este libro, el síndrome de Bartleby (escribiente en un relato de Herman
Melville), sirve como excusa para recrear en un diario, un listado de
personalidades destacadas en el oficio de la escritura que han tomado la
decisión de no volver a escribir (o a la renuncia en general).
Muestra
a los personajes, a los que une la negación -que en muchos casos ya han tenido
la dicha de escribir sobresalientes títulos lo cuál tiene más mérito que si se
sintieran fracasados-, los trucos o anécdotas para seguir anclados en esa opción
del silencio, mediante retazos o apuntes de vida; algunos llenos de humor,
otros oscuros como las horas negras cuando las musas no regresan, tristes
finales para otros.
Desde
Juan Rulfo a Tolstói, pasando por Salinger o B. Traven, cada uno de ellos con
sus particularidades trazan la senda del No en uno u otro momento de sus vidas;
algo difícil de ejercitar para algunos, ya que a veces frustra.
En
varios casos involucra a su narrador con ellos y a nosotros, los lectores, con
él, algo que resulta muy curioso y novelesco, ¿quién no ha querido formar parte
de la ficción alguna vez?
No
existe, al menos yo no las veo, delimitaciones entre la biografía, el ensayo o
la ficción. Leo y me lo creo todo sin más. Admito mi fascinación por la escritura de este hombre, me atrapa con
sus habladurías, sus lúcidas interpretaciones, sus experiencias personales y como lector inundan su literatura inclasificable.
He
de decir que sí, que me he sentido como una socia que forma parte de un
club privado; pero no de esos pijos y elitistas, éste está abierto a todo el
que lo desee, tan solo has de abrir un libro de Vila-Matas y comenzar a
leer.