lunes, 21 de junio de 2010

Habitación en Roma

En el visionado de la película de Medem, me he encontrado con el maestro José Luís Sampedro,  y me temblaba todo, hasta la voz. 
Le he cogido la mano, el las mías y nos las hemos besado sin parar, ¡qué alegría y emoción! Un hombre amable y generoso, cuya escritura tiene una sensibilidad extrema, es demasiado. Vaya noche la de ayer.
Sobre la película diré que me he dejado llevar, quería que el mundo Medem me atravesara, lo hizo en alguna ocasión, la cancioncita resulta muy cansina, y resta emotividad. Sabes en qué momento va a sonar. Medem se nos ha puesto romanticón, una historia que no puede durar mas que esa noche e intenta hacerla única con sensualidad y en una habitación de hotel que ya quisiera haber tenido yo este verano pasado en Roma, y además, sin mosquitos, ninguna de las actrices fueron comidas por esos insectos que a mí me comieron viva. 
Hablando de comida, ahora mismo voy a introducir alimento en mi cuerpo, que tanto cine me tiene el estómago vacío y el corazón a rebosar.

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea