domingo, 14 de diciembre de 2014

Imagina


¿Cómo se aprende el significado de palabras como SOÑAR o IMAGINAR?

En qué momento de nuestra infancia, una profesora o alguno de nuestros padres nos dijo: “Imagina que…” y comprendimos perfectamente qué debíamos hacer. 
Debió ser a muy temprana edad porque es algo que los niños dominan a la perfección. Mucho antes de aprender a leer inventamos, nos contamos historias, verosímiles o no.

Pensaba en ello mientras el agua caliente caía sobre mí en la ducha. No recuerdo el primer día que fui consciente de inventar cualquier cosa en mi cabeza, y sin embargo, hace miles y miles de días que no hago otra cosa más que imaginar. Ocurre así, sin más, y sin esfuerzo.

A veces imagino con tanta nitidez que tengo experiencias sensoriales, como aquélla en la que escribí una carta a un hombre que amaba y estando en una terraza con un amigo tomando una cerveza abandoné por completo la conversación. No era mi intención, desde luego, pero algo externo me sacó fuera de la realidad; y, hasta pude notar como si ese hombre al que iba dirigida la carta, tras leerla, se hubiera acercado a mí y me hubiera agarrado de la mano atrayéndome hacia él. Pude sentir su abrazo intenso  y su beso, lo prometo.

Unas horas más tarde, mi amigo me preguntó si me pasaba algo, ya que en la terraza del bar me vio como  ausente. Y así fue, tan real. Por un instante, que no recuerdo cuánto duró, yo no estuve allí.

Me ocurre también cuando por las mañanas escuchando música no hablo con nadie ni en la parada del bus uno ni en la parada del bus dos, me mantengo en silencio para alargar la sensación de que todavía no me he levantado de la cama caliente, que sigo acurrucada entre las sábanas, que no estoy en la vida real.

Y pienso mucho, e imagino que desaparezco, que nadie me ve, excepto la luna cuando todavía se puede ver ahí arriba entre los altos edificios que surcan mi trayecto. Ella me habla, me observa, y aunque  me dice cosas que no son ciertas, en esos momentos me consuela porque es lo que realmente imagino que ocurrirá. Pensamientos mágicos que no me faltan.

Otras veces, suelo imaginar qué estaría haciendo si viviera frente al mar y no tuviera que trabajar, a qué sabría  el aire en un bosque, o tumbada en una hamaca con un libro en el regazo, sin relojes, sin tiempo. Cómo olería mi vida si estuviera en paz mi alma caótica y enferma.


Hoy he pensado en todo esto, y ni por un momento he dejado de soñar. 



4 comentarios:

  1. Como siempre me he quedado embobada leyendo!!
    Conxi

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    1. Me alegra mucho tenerte como lectora, más si lo que escribo te llega, mi querida Al

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  2. Me atrae tu imaginación sinestética, transportadora a una vida privada no menos cierta que la que otros llaman real.

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  3. No saben las editoriales la escritora que se pierden.

    Ya sabes lo que pienso....me ha gustado mucho...

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea