Dices que no entiendes los actos
o detalles que no cumplen rigurosamente con tu manual del comportamiento perfecto,
el de las personas; que te parece incomprensible e incluso bárbaro que deseen
verte por encima de todo y se cometa algún sinsentido para lograrlo. Que tras meses
de espera, en silencio y sin agobios, una sencilla pregunta te parezca un entrar prisas que no me
aguanto.
Estás en constante estado de
guardia, y las palabras, los hechos que te dirigen, son para ti un ataque
violento, algo imperdonable, no gestos de cariño o amor desatado.
Eres duro en tus reproches y en
tus maneras, aunque al principio parecieras comprensible y calmado. Pero no sabes
gestionar los sentimientos afectivos, tan solo aquellos que van dirigidos a la
gente con la que no vas a tener un grado intenso de intimidad, los amigos, o
así lo creo yo, mi intuición puede ser errónea, claro está; no dispongo de
todos los datos, ¡ya quisiera! Pero con los que se pueden enamorar de ti, o exista
la probabilidad de contacto máximo lo llevas fatal, y lo siento.
No sé qué es lo que más te
molesta, si que te desee o los intentos desesperados por no desaparecer del
todo de tu vida. Porque el hecho de que me enamore no significa que no vea tu
lado oscuro, tus rarezas, tus reacciones desmedidas , tu indiferencia; todo eso
se ve aun estando cegada por el deseo, y aún así me ocurre: te deseo. ¿No
deberías sentirte dichoso por ello? ¿Acaso no queremos todos sentirnos
deseados, gustar? El que diga que no, miente.
O quizás despliegas tu encanto dejando
impronta por las veredas, falsas señales, tus NO rotundos sin matizar, así sin más;
sin proponerlo ni tramar con antelación.
No sé si alguna vez has amado con
pasión y con franqueza. Si alguna vez, mientras trabajas, te has quedado
absorto en un punto infinito recordando su cuerpo desnudo y su sonrisa. Si
cuando escuchas una canción has sentido sus besos y sus caricias. Si has
cerrado los ojos y has atraído su recuerdo y su aroma. Si mirando fijamente el
monitor en blanco se te ha aparecido su imagen y has sonreído cualquiera de sus
ocurrencias. Si miras con cariño el rincón de tu sofá.
No sé si alguien a quien
quisieras se ha mostrado evasivo o escurridizo, y no te ha dejado entrar, si te
has quedado sin saber qué más hacer para llegar a tocar su alma. Si has sentido
miedo, si te han temblado las rodillas al ver un mensaje suyo, tan solo unas
palabras aunque fueran negativas; si te
has sentido pequeño a su lado. Si las libélulas bailaban en tu estómago cuando, por fin, ibais a encontraros.
No sé si te han despreciado y por
eso has erigido ese gran muro para
salvarte del porvenir.
¿Puedes percibir la necesidad de
verte y de tocarte? Dime, ¿la notas? ¿Para qué esa indiferencia?
No te conozco en absoluto, tan
solo puedo notar un orgullo inquebrantable, ese orgullo que, hablando de amor, yo no tengo ni quiero.
Veo y siento tu terrible frialdad,
la misma que atraviesa desde hace tiempo cada célula de mi organismo. Clavada
se ha quedado, y no hay forma de calentarla. Veo miedo a que te conozcan en
toda tu verdad, a ser sincero y a confiar. Miedo a bajar la guardia. Debe ser
agotador mantener ese grado alto de firmeza, ese constante vigilar, ese “no te
inmiscuyas en mi vida”, o “así no se hacen las cosas”. Demasiadas reglas y
demasiados límites.
Lo siento mucho por ti si no has
amado así, dejándote llevar. Siento si estás en conflicto permanente contigo y
con el mundo, si estás confuso, si te asustan las personas que saben lo que
quieren o las que te quieren a ti, o si reprochas la debilidad de otras.
Quizás tenga más suerte y algún
día deje de fantasear o hacer suposiciones buscando esa verdad tranquilizadora. Aunque, —¿qué es la verdad, acaso es una ley?¿es mi verdad o tu verdad lo es?— decía una canción. Sea como
sea, necesito realidad, miradas, tacto, todo eso que nos hace vulnerables, sí.
Las adictas elegimos vivir
intensamente, sin miedos, y nos encanta tropezarnos con la piedra de siempre una
y otra vez, y otra, le tenemos mucho cariño.
Elijo que me tiemblen las
rodillas.
Como siempre has dado en el clavo.
ResponderEliminarA quien corresponda que se aplique el texto.
Muaaaaaaaks Meca!!
Estremecedor. Si el destinatario no se abre a ti es que tiene un corazón de piedra.
ResponderEliminarpor fin lo has dicho, sacado fuera de ti...sólo falta empezar de nuevo y qué mejor que empezando un año nuevo! Besos Musetilla
ResponderEliminar