lunes, 6 de marzo de 2017

Los sentidos. Olfato


El sentido del olfato nunca pierde la memoria.

Los aromas marcan el tiempo, van y vienen sin descanso, son efímeras apariciones que nadie espera y se dispersan con la misma rapidez con la que llegan. Los aromas viajan libres por ramificaciones nerviosas, desde nuestra nariz hasta el lugar exacto del cerebro donde se alojaron la primera vez, donde quedaron a recaudo y dormidos. Porque siempre hay una primera vez y, a veces, pesa demasiado.

Su olor siempre me pilla desprevenida, y me fastidia muchísimo perder el control sobre mí; porque durante el instante que permanece su aroma a mi alrededor, la máquina del tiempo se pone en marcha y pasa por mis pensamientos la película entera de mi vida con él. Pasa lo que fue e incluso lo que pudo ser o me he inventado.

Hay aromas que he tardado veinte años en revivir: el de la madera del plumier escolar, el del plástico que utilizábamos para forrar los libros, o el de los flotadores estivales, también el del cuarto de las harinas y piensos de mi abuelo, cosa extraña, pues no fue oliendo ni harinas ni piensos. Mas el de él aparece constantemente pegado a la imagen de otros a los que no quiero mirar. Las notas de salida permanecen casi idénticas, aunque supongo que si me acercara mucho a la piel del extraño las de fondo serían completamente diferentes a como olían sobre la de él.

fotograma de La Jetée de Chris Marker


Cómo me gustaba acomodar mi rostro en su cuello, tanto como me gusta que respiren y besen el mío. Y cómo me gustó olerlo ésa noche que se echó sobre mí en el sofá para fundirse conmigo recién salido de la ducha y todavía con su pelo empapado.

Él, mi vara de medir, mi arrebato, mi debilidad.

Debería estar prohibido fabricar más ese perfume. Que hagan lo que con mi aroma francés de higuera del que, un buen día, nunca más se supo. Tendría que desaparecer del mercado para así poder desalojarte de mi consciencia y de mis sueños, porque nunca eres tú al que encuentro.

En ocasiones, los portadores del aroma hacen el mismo trayecto y me obligan a variarlo porque he tardado tres años en ilusionarme (fallida ilusión) de nuevo, y en hablar de ti en pasado como para que aparezca cualquiera y me haga recordar que existes.



Mi olfato nunca pierde la memoria, el resto de mis sentidos tampoco.





1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho...y es muy cierto. Yo, si quiero, puedo recordar el olor del último...su olor corporal de por sí ya me parecía lo suficientemente tentador...no hacía falta que lo disfrazara con olores artificiales...

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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea