El ser humano siempre se ha
caracterizado por el miro mi ombligo y a
los demás que os den o el yo soy así,
¿qué pasa? Eso es así de siempre,
pero cuando ese que os den tiene que ver con romper mí
silencio matutino me jode un montón, y
por mucha tradición que exista en ciertos comportamientos desde tiempos inmemoriales,
no da derecho ni debería garantizar su supervivencia hasta los restos.
Me niego y reniego.
¿Dónde se quedaron aquellos
rumores de tambores lejanos, cuando la llegada del fin de semana era preludio
de películas del oeste en horas vespertinas? (Oeste americano, se
entiende; que con los años una ya ha aprendido que los mismos movimientos
migratorios y de conquista han existido en el Este; con bastantes similitudes, solo que al otro lado más desconocido). De todas
formas el mundo entero se ha visto conquistado con el cine de Hollywood, eso es
más que evidente, ellos como nadie han sabido hacer de ese arte un Entretenimiento
con mayúsculas…Pero a lo que iba, ¿dónde quedaron esos sonidos que nos transportaban
a tierras vírgenes, misteriosas y secas bajo un sol de justicia donde sólo
sobrevivía el más fuerte? Porque ahora, el único rumor que intenta imitar
tambores lejanos que escucho es cuando por mi calle pasa a velocidad no
permitida, uno de esos vociferantes altavoces con cuatro ruedas que dejan la estela
de ritmos nada armoniosos que resultan ser en realidad el llamado e insufrible reaggeton.
Quizás habrá poderosas razones para su existencia, todo puede ser en esta vida que diría mi abuela, pero qué queréis que os diga, tengo una
capacidad de aguante inconmensurable, y aun así, ese ritmo me supera, me enerva toda. Llamadme exagerada o lo que gustéis,
pero no soporto esos ruidos latinos ni lo cutre que los rodea. Me quedo con
Tuco y su primo, con Pollos Hermanos o con Marco Ruiz (Ruis, que pronuncian los
gringos), pero por favor, no venir a perturbar la paz de mi hogar cuando
volvéis de juerga nocturna a las siete de la mañana, NO el único día que puedo dormir a pierna suelta,
al menos, una hora más de las casi cinco diarias que me arreo.
Recordad, amantes del voy a toda
virolla y te vas a enterar de cuando paso, en este mismo planeta vivimos muchos
más. En serio, no estáis solos aunque vuestros oídos ya sólo escuchen el pum
pum pum perenne dentro de vuestro habitáculo móvil, y os hagan parecer autistas frente a la palabra o a
otros sonidos más molones.
Hay algo más, otra
forma de comunicación, y os aseguro que suena mucho mejor.
¡Cuánta razón! Debe ser como no han tenido suerte en su ritual de apareamiento, necesitan hacer ruido para mostrar la virilidad herida. Una teoría que tengo.
ResponderEliminarVeo tu teoría, la veo.
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