Tal día como hoy, 20 de mayo, nacía James Stewart en Indiana
(Pensilvania).
Se convirtió en Arquitecto, y al parecer no se le daba
nada mal; de hecho era bueno, y así lo atestiguaron en su día profesores de
Princeton. Pero el chico escogió otro camino
(u otro camino lo escogió a él, quién sabe cómo funciona esto).
Elegir el teatro como dedicación, y un verdadero talento en
la actuación ha hecho posible que el mundo entero lo conozca, que lo recordemos por su amplio registro,
aunque siempre daba ese perfil tímido de no querer destacar (me lo imagino
sentado al final de la clase, no interviniendo mucho, callado y atento…),
difícil no hacerlo cuando mides 1,91 m.
No sé cómo llevaría la fama mundial un tipo como él: de
aspecto frágil, quebradizo, con esa altura considerable; pero vivió una vida
tranquila de trabajo y éxito incluso en su vida privada. Fue un hombre al que en 1949 se le cruzó
Gloria Hatrick, y el amor que surgió, duró lo que duró su vida. Una prueba más
de que el amor verdadero existe. Existió para ellos dos y para el matrimonio
Newman-Woodward.
Podría quedarme con muchas secuencias de las muchas películas en las que intervino, pero hoy elijo esta:
Verano, ola de calor. Un fotógrafo deportivo (Jeff) se encuentra en
silla de ruedas con una pierna rota tras
un accidente laboral. Se pasa el día frente a la ventana observando el pequeño
mundo del vecindario. Por su mini-apartamento pasan varios personajes, entre
ellos su novia a la que intenta apartar de su vida con aquello de "no
pertenecemos al mismo mundo, yo viajo mucho y tú tienes demasiada vida social y
eres superficial..." Ante la actitud
pasiva de Jeff hacia Lisa, ella decide actuar por su cuenta, y en una de sus
visitas comienza a ejecutar el más bello striptease que se haya podido filmar
en el cine sin necesidad de desnudar a su protagonista. Lisa muestra su pequeño
bolso, del que lentamente y con toda la sensualidad de la que es capaz, extrae
un camisón y unas chinelas…sus miradas se cruzan, y sin necesidad de palabras,
los espectadores podemos escuchar: cariño, puedes decir lo que quieras pero
esta noche la paso aquí. ¡¡Momentazo!!
Me fijo mucho en las manos de los hombres y, si las puedo
tocar, en qué sensaciones transmiten, podríais sorprenderos mucho de lo que provocan en mí algunas manos.
Las manos de James son manos elegantes, parecen cálidas, y lo mismo da que esté agarrando una escopeta,
una cámara fotográfica o el cuerpo de su chica en escena. Me gustan sus manos.