Se puede pretender emocionar y quedarse en sólo pretender.
Se puede hacer una película y un casting para la misma y cagarla por completo,
se puede escribir un guión basado en una novela existente y hacer que te suba
tanto el azúcar que desees comida mexicana para contrarrestar la glucosa. Se
puede pretender que creas una historia y acabes no creyendo nada en absoluto.
Ayer, mientras ganchilleaba, vi/escuché una película
española de las de drama romántico con chicos y chicas jóvenes, guaperas,
que pese a eso, viven una vida atormentada por la cantidad de movidas profundas
que llevan a sus espaldas. Si la intención era mostrar a cualquier chaval en su
vida diaria, perdona Fernando GM, no vas bien. El visionado se convirtió en
algo muy divertido cuando hice partícipe a mi ex anónimo, y menos
mal. Estas cosas han de compartirse, sí o sí.
Un chico llega a casa tras pasar dos años en Londres. No se
sabe qué tal se le da el idioma de la reina pero lo que es el castellano nada
bien. ¿Cómo se puede elegir al actor con peor dicción de toda la hornada para que haga
de galán y diga cosas que deben resultar emotivas? El chico, Mario Houses, de sonrisa Profident
es el protagonista. Inexplicable.
Otra cosa, qué hay de los barrios obreros, ¿no pueden vivir
en la Barceloneta, Sant Antoni o Poble Nou, en pisos de pasillo oscuro y
habitaciones pequeñas? Parece ser que no, los apartamentos siempre están
maravillosamente bien situados, son inmensos y con unas vistas acojonantes,
grandes loft de diseño, y eso que tienen veintipocos años y andan a la búsqueda
de un empleo. (El Houses llega a casa y un buen curro en TV lo encuentra a él
antes de decir: Hola, ¿qué tal?) Increíble.
Luego está el personaje de Claire Lake, fotógrafa: canta,
baila, boxea, pilota motos de gran cilindrada, ah, y sabe cocinar…Lo hace todo,
todo; claro que con el skyline que ve desde su terraza yo también me inspiraría
de esa forma.
Y qué decir de la insustancial Mary Valgreen. ¿Hay una
actriz que transmita menos que ella?
Solo me da gusto ver a la maravillosa Carme Elías en su aparición fugaz. Es lo habitual, buenos
actores y actrices en la sombra o comiéndose los mocos, y la pandilla de niñatos sin talento ( bastante oculto o que yo no alcanzo a ver) de protagonistas absolutos.
¡Cuánto despropósito! El azúcar está por todos lados, me invade. Veremos si sobrevivo a estas Navidukas.
Creo que paso de comedias ligeras por ahora, me centraré más
en otras cosas si es que mi mente dispersa lo permite, últimamente anda muy
ocupada con la Sequoia.
Por cierto, yo sí tengo ganas de ti, pero ganas, ganas.
Totalmente de acuerdo contigo. Vale un millón de veces más esta crítica, que la película entera.
ResponderEliminarMuacckssssssssssssssssss
Jjajajajajjajaja, un poquito de por favor, jjajajajaja
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