domingo, 29 de diciembre de 2013

Un día menos para que llegue la primavera


Finaliza el año, ¡qué bien!, ya queda menos para el buen tiempo.

Estos días todo el mundo hace balance de lo que han sido los doce meses: unos se saltan lo malo, o se recrean en lo positivo, de todo hay. Yo pensaba que el trece me traería un puesto de trabajo, hay semillas esparcidas por ahí, espero los brotes el catorce.

He de decir que pese a la tristeza general, y el dolorosísimo comienzo por motivos equis (recordarme que no me opere nunca más), mi año ha sido mejor que el pasado.

Si hago recuento de las cosas buenas seguro que salen más de las que imagino: la amistad reforzada con gente estupenda de todas las esquinas de la península, ell@s saben quiénes son, especialmente mi linda Pilipina, desde agosto soy donante de médula ósea (por favor, que me llamen yaaaaaa), los maravillosos reencuentros con amigos de otra vida: primero el niño con el que aprendí a besar, un tipo estupendo, le quiero; mis dos chicas, Lola y Alicia, a las que adoro desde que fui babysitter. Con ellas he llorado, reído, comido y bebido, me han abierto sus casas y sus brazos, (cuando la amistad es verdadera, es, por mucho tiempo que haya pasado).
Más tarde, mi dulce Lady Marian con la que compartí inquietudes entre película y película en el Rialto durante Cinema Jove; mi ex anónimo, apenas conocido en otra vida, que me encontró a mí y que se me ha revelado como mi espíritu afín, mi confesor, mi crítico, mis risas diarias, mi apoyo, ya nunca más desconocido, mi Ángel.
Bruno, mi arqueólogo favorito, que aunque muchas veces discrepemos es uno de los mejores amigos que tengo, cuando lo he necesitado, me ha hecho reír, lo quiero mogollón.
Los buenos tipos que desde el verano han demostrado estar siempre ahí, lo mismo para una caña que para hacerme sentir la mujer más deseada del mundo, gracias Álex…
Madrugadas de charlas, de haikus con Andrea, o microrrelatos improvisados. Conversaciones desde la distancia física con mi querida Ninette que reconfortan siempre. Y la salud, hemos tenido salud en la familia, cosa que agradezco inmensamente; los incondicionales y que aunque estén lejos, se nota el cariño, especialmente el de mi querida prima Sonia…Y, por supuesto, mis cuatro más una sobrinas creciendo, aprendiendo, forjándose como mujercitas.

Luego está el mundo, lo que nos incumbe diariamente al ciudadano con los pies en el suelo. Nuestra realidad, que unos cuantos indeseables  han convertido en gran mierder en muy poco tiempo. Hay muchas cosas que son reverenda mierda, muchas… y, qué hago yo, aparte de vomitar, sentir mucho asco y no poder callarlo... ¿Lo adivinas?...
¿Recuerdas esa frase ”El mundo se desmorona y nosotros nos…”? Pues eso…
Que sin buscar ni proponérmelo lo mejor de mi año trece ha sido “eso”.
Los buenos besos lo merecen.

La primavera está al llegar y pienso disfrutarla con la sonrisa puesta. Porque cuando te diviertes mucho esta sonrisa no se fuerza, sale sola. 

Making of  ©AP

Gracias a tod@s los que me la provocáis. Feliz presente.



6 comentarios:

Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea