lunes, 21 de septiembre de 2015

La noticia imaginada



Última hora: Un joven no puede parar de comer

Un hombre entra en un restaurante asiático de la capital aragonesa la pasada noche del sábado en compañía de un amigo, y pasados dos días, todavía permanece allí, sentado y comiendo sin que por el momento ni los camareros y cocineros del local ni las autoridades públicas allí congregadas desde el domingo, puedan hacer algo al respecto.

La noche del sábado 19 era una noche de grandes expectativas festivas para Rubén C. de 40 años y Daniel DS. L. de 38. Sobre las 22:15 h se producía el encuentro de los dos amigos en la misma puerta del restaurante Tao, situado en la calle Camino de las Torres, donde se habían citado. Nada hacía presagiar los desagradables incidentes que luego se produjeron y que duran hasta hoy.

Daniel DS.L, no da crédito, así lo afirmó esta mañana, cansado y ojeroso, a nuestros redactores, una de ellas sentada por casualidad en la mesa contigua a la de estos hombres.

'En realidad no puedo contar gran cosa. Lo poco que sé, es que dos amigos que conversaban alegremente, se sentaban en la mesa dispuestos a cenar algo', dijo la periodista que disfrutaba de su despedida de soltera esa misma noche. 'Al principio me sorprendió que pidieran vino tinto con la cena, Viñas del Vero, buen vino. Pero viendo todos los platos que encargaban tenía sentido'.


El camarero que los atendió tuvo que doblar el turno cuando se vio el percal. 'Tengo la imagen clara de ese momento en el que supe que me tocaba a mí atender la mesa, los hombres dan más trabajo la verdad, y yo, ya estaba reventado porque la noche anterior había sido de aúpa. No es que tenga nada en contra de que los hombres entren a cenar, pero es que no paran de pedir, comer y beber a saco, y eso cansa. En cambio, si es una pareja manzana-pera, por lo general ellas comen poco y ellos para no quedar mal se controlan. Así que cuando me los vi me dije, aguanta maño. Jamás habría imaginado lo que ocurrió después. Nunca, en mi larga trayectoria en la restauración, vi cosa parecida, jodo qué saque'.

'Cuando nos dio la carta teníamos más o menos claro lo que sí íbamos a pedir', dice Rubén mientras mastica. 'El plato treinta y ocho, el cincuenta y dos, y, por supuesto, el sesenta y nueve, pero al nombrar el ciento tres, el camarero hizo un gesto de desagrado que no me gustó nada. Me dijo que no entendía lo que le decía, pero si yo sólo preguntaba dónde estaba el plato ciento tres, nada más. Daniel tampoco lo veía en la carta y el hombre actuaba como si yo intentara meterme donde no me llaman y eso no, hasta ahí podríamos llegar. Soy Ingeniero Industrial, a mí me van a hablar de números y razonamientos lógicos. Es evidente que falta ese número en la carta, el porqué es lo que intentaba averiguar, porque yo necesito respuestas y cuanto más lógicas y razonadas mejor'.


'Lo cierto es que se puso muy pesado' dice nuestra redactora que se resiste a colaborar. 'Si ya te ha dicho que no entiende lo que preguntas, mejor dejarlo estar, tienes muchos más platos que pedir, le dije molesta. Él tan solo me miró de soslayo y no me dijo ni ahí te pudras'.

Daniel DS. L. nos confirma que lo del plato desaparecido fue una simple anécdota, no tuvo nada que ver con todo este lío que se ha montado. 'Fui testigo de cómo hacía una foto de los primeros platos, y supe que la colgaba en Facebook cuando me llegó la notificación. Vi con exactitud la frase “Estoy comiendo sushi” junto al emoticono del mismo. Hasta ahí todo era de lo más normal'.

Horas después, Daniel terminaba de cenar y quiso pagar la cuenta pero su amigo seguía comiendo como si tal cosa. 'Jodo petaca, maño, me voy al baño y cuando regreso has pedido más comida ¿es que no tienes fondo, copón?', recuerda que le dijo sin acritud. Y al parecer así fue, es más, su mano lo escribió en el post tras un comentario de una amiga:  'aquí no tenemos fondo'. (ver imagen)

'No supe que contestarle, la verdad, sólo sé que algo me obligaba a pedir más y más comida, que mi estómago parecía no tener fin, y que no sentía plenitud ni pesadez, de hecho sigo sin sentirme lleno'.
El estado de facebook no ha cambiado desde que lo escribió hace ya dos días, según éste, Rubén C. todavía sigue comiendo sushi, lo cual es muy cierto. A las 24 horas de colgar las fotos, una amiga que vive en la capital del Turia, le preguntó por privado cómo es que todavía estaba comiendo sushi, hecho que alertó a los jóvenes.  

Puede que en eso encontremos la clave de lo que le está ocurriendo a este Ingeniero, que parece no sufrir con la que le ha caído encima: “desde que me quedé sin batería hace ahora diecisiete horas, la cierto es que no me preocupa nada de lo que pueda pasar, nada puedo hacer excepto comer, lo único que me inquieta un poco es no saber cuándo podré pedir el postre.”

'Sin duda es una situación incómoda para todos', dice el cocinero de mañanas al salir para efectuar el cambio. 'Y luego están los que se acercan para fisgonear, porque siempre hay listillos entre ellos que dan su versión de lo que puede ocurrir y no es nada agradable escuchar cierto tipo de comentarios mientras cocinas.

'El camarero no hacía más que sacar y sacar platos y él comiendo sin prisas, y a nosotras que nos den. Hace dos días que pedimos la cuenta y nada, nos están tratando fatal, estoy muy enfadada', dice la futura esposa. "La charanga nos esperaba el sábado a eso de las doce de la noche para seguir la fiesta tras la cena, y aquí estamos, con las pollas en la cabeza y dos días de ayuno, ni se han dignado a ponernos un café mientras se soluciona esto'. 'Y ya veremos si llegas a la boda, maja', dice animando una dama de honor venida desde Madrid.

'Es extraña una situación así en nuestra ciudad', nos comenta por teléfono un disgustado Alcalde. 'Hemos hecho un llamamiento oficial por si alguna persona pudiera dar con una solución que sea favorable a todos los que están involucrados. Tenemos a muchos voluntarios haciendo guardia frente al perfil de este hombre para que avise si se efectúa el maldito cambio de estado en algún momento'.

Las consultas a los Community Manager de la ciudad nos han dejado claro que estos estados suelen variar su tiempo verbal a las dos o tres horas como mucho, y no encuentran un motivo claro para que no lo haga éste. “Pero sí una consecuencia, Rubén C. no dejará de comer sushi hasta que en su estado aparezca «estaba comiendo sushi» esto es algo que hemos de asumir y que no se soluciona con reiniciar”, ha dicho un informático que también espera su cuenta.

Mercazaragoza sigue abasteciendo al restaurante y ya han sido llamados los camareros que iban a trabajar en las fiestas del Pilar para cubrir los días y noches que dure esta situación, ellos son de los pocos que están contentos con toda esta historia.

'No sabemos qué riesgos puede sufrir Rubén C. en su metabolismo, aunque la comida es de calidad, la cantidad ingerida día tras día, noche tras noche no puede ser buena', comenta un endocrino voluntario que se acercó al restaurante nada más conocer la noticia. 'Le he preguntado a Rubén cómo se encuentra y me dice que fenomenal. Lo que sí hemos hecho ha sido retirarle el vino y procurar que se hidrate entre plato y plato, que haga respiraciones lentas y sobretodo, que no hable demasiado', esto último parece que le resultará fácil, pues según informan fuentes allegadas al joven y que obviamente desean permanecer en el anonimato 'es de no hablar mucho si no te conoce, sólo lo hace en la intimidad y con quien se encuentra muy a gusto, ahí es donde pierde el control. Pero para llegar a ese momento le cuesta, le cuesta'.

Al cierre de esta edición las cosas siguen igual en el Tao, desgraciadamente el señor Zuckerberg ha respondido vía email que no le molesten con chorradas, que si el estado no cambia es porque él (refiriéndose al Ingeniero) se lo ha buscado. Y Rubén C. sigue masticando ajeno a todo comentario malintencionado mientras su amigo Daniel permanece a su lado y le anima comentando que, al menos, tienen una buena excusa para no ir a trabajar.

Desde estas páginas hacemos un llamamiento a toda persona que tenga perfil en esa red social del demonio a que se abstenga de comunicar a los demás qué está haciendo. 'Por mucho que Facebook insista, por favor, no actualicéis vuestro estado, de lo contrario las consecuencias podrían ser muy graves, nos instalaríamos en un caos virtual-real total, que seríamos incapaces de solventar con nuestros medios', ha dejado bien claro un acojonado alto mando de la Jefatura de Policía que no tiene ni puta idea de redes.

Os comunicamos también, que hemos dado de baja nuestro perfil, así que sólo será posible acceder a nuestro diario digital por Twitter, donde enlazaremos las noticias más importantes.

Desde esta redacción expresamos nuestro apoyo incondicional a Rubén C. y a todas las personas que se sienten «secuestradas» en el restaurante, y deseamos con fervor que la solución llegue antes de que sea demasiado tarde para todos ellos, en especial para el comensal.

Tú también puedes apoyar utilizando el hastag #TodosSomosRubénC y #ZuckTúPuedesCambiarElEstadoDesdeAllíCopón


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Estos son los que no se callan, y me encanta que así sea