martes, 31 de diciembre de 2013

Sólo por diversión...

...este año me he animado a participar en concursos de microrrelatos, unos en cadena y otros no.
He aquí una muestra del desvarío de mañanas de sábado, o tardes rayando el fin del plazo de entrega.
Nunca me han llamado, pero me he divertido mucho y de ello han sido partícipes Jean Boucicaut y Andrea Fernández Maneiro. Esos momentos no se pagan con nada, con nada.

Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión.    Ahora sí – se dijo - Abrió el bolso y retocó su maquillaje; por si se encontraba al rubio de "Perdidos".        
            
Su conciencia no podría soportarlo, así que le mentí, le dije que todo había salido según sus cálculos.
¡Valiente imbécil! Llamarme amiguito del alma y luego negarme en público.
Cuando se dé cuenta que el teléfono está inoperativo y no puede contactar con el resto del equipo sufrirá lo que no está escrito.
En un par de horas mi cadáver será encontrado y todo apuntará a él como único responsable. Será portada en todos los diarios, como siempre quiso. Su ego lo merece.

Quizás mañana no sea demasiado  tarde para darte todos los besos que me he guardado. Quizás no sea  tarde para calmar tu deseo irrefrenable  bajo la higuera mágica que te protege, esa a la que he negado admirar mil veces. Quizás mañana te llame con todos tus nombres  y me respondas con la sonrisa que siempre tienes preparada para mí. Deseo tu océano arrebatado, pues  la tranquilidad del riachuelo no la quiero ya.  Hoy he sabido que andaba perdido. Hoy, te quiero alcanzar.

Y nunca le recordaba lo que no se debía contar, así que en cuanto dio media vuelta, a él se le fue todo por la boca, incluso aquello que desconocía.
Siempre había sido así  hasta que el humo azul oscuro  cubría la estancia por completo  y lo adormecía. Entonces comenzaban sus recuerdos, justo al notar el frío metálico de las esposas en sus muñecas, en el mismo instante en que surgía de la bruma una silueta femenina agitando en círculos un tanga de caramelos.
Esta vez no los iba a dejar caducar.
                                                                                             
Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor supe que lo engañaba.
Ese andar pausado, su gesto preciso, y  esa sonrisa burlona que dirigió desde la esquina…
-¡Menudo hijo de puta! ¡Lo ha matado!

La mujer que iba en el coche a mi lado, la mujer que amo, dormía profundamente tras horas de viaje. Me fue fácil convencerla para que se tomara la medicación, le dije que la llevaba a observar las auroras boreales y ella me creyó. Confío en que, al menos desde su cuarto, pueda verse el cielo reflejado en el lago, porque si no…

A mí manera
La mesa de la cocina ofrecía un panorama caótico de botes, bolsas, latas y demás.  Había apagado ya la calefacción central así que empezaba a notar el frío en su cuerpo. El piso estaba orientado al norte, y ella lo compró en verano, qué podía hacer.
Revisó uno a uno cada elemento de la lista mientras lo introducía perfectamente ordenado en la maleta de ruedas, la grande.
Eran las nueve de la mañana del 21 de diciembre cuando salía por la puerta de su edificio, y el taxi la recogía para llevarla a la Estación Central.
Era noche cerrada cuando llegaba a la aldea y aspiraba profundo el límpido aire helado. No se escuchaba más que el rumor del viento, las pocas luces titilaban diseminadas por el paisaje. Como hacía poco que había comenzado a nevar le fue fácil encontrar el camino que, serpenteante y angosto, llevaba a la cabaña.
La llave en la puerta, como indicó al guarda. El fuego del hogar  encendido, su pila de libros esperando ser devorados con el crujir de la leña como hilo musical de fondo.
Este año no dijo nada a nadie: hibernaría hasta enero, sola. 
Lo tenía merecido­— sonrió satisfecha.


domingo, 29 de diciembre de 2013

Un día menos para que llegue la primavera


Finaliza el año, ¡qué bien!, ya queda menos para el buen tiempo.

Estos días todo el mundo hace balance de lo que han sido los doce meses: unos se saltan lo malo, o se recrean en lo positivo, de todo hay. Yo pensaba que el trece me traería un puesto de trabajo, hay semillas esparcidas por ahí, espero los brotes el catorce.

He de decir que pese a la tristeza general, y el dolorosísimo comienzo por motivos equis (recordarme que no me opere nunca más), mi año ha sido mejor que el pasado.

Si hago recuento de las cosas buenas seguro que salen más de las que imagino: la amistad reforzada con gente estupenda de todas las esquinas de la península, ell@s saben quiénes son, especialmente mi linda Pilipina, desde agosto soy donante de médula ósea (por favor, que me llamen yaaaaaa), los maravillosos reencuentros con amigos de otra vida: primero el niño con el que aprendí a besar, un tipo estupendo, le quiero; mis dos chicas, Lola y Alicia, a las que adoro desde que fui babysitter. Con ellas he llorado, reído, comido y bebido, me han abierto sus casas y sus brazos, (cuando la amistad es verdadera, es, por mucho tiempo que haya pasado).
Más tarde, mi dulce Lady Marian con la que compartí inquietudes entre película y película en el Rialto durante Cinema Jove; mi ex anónimo, apenas conocido en otra vida, que me encontró a mí y que se me ha revelado como mi espíritu afín, mi confesor, mi crítico, mis risas diarias, mi apoyo, ya nunca más desconocido, mi Ángel.
Bruno, mi arqueólogo favorito, que aunque muchas veces discrepemos es uno de los mejores amigos que tengo, cuando lo he necesitado, me ha hecho reír, lo quiero mogollón.
Los buenos tipos que desde el verano han demostrado estar siempre ahí, lo mismo para una caña que para hacerme sentir la mujer más deseada del mundo, gracias Álex…
Madrugadas de charlas, de haikus con Andrea, o microrrelatos improvisados. Conversaciones desde la distancia física con mi querida Ninette que reconfortan siempre. Y la salud, hemos tenido salud en la familia, cosa que agradezco inmensamente; los incondicionales y que aunque estén lejos, se nota el cariño, especialmente el de mi querida prima Sonia…Y, por supuesto, mis cuatro más una sobrinas creciendo, aprendiendo, forjándose como mujercitas.

Luego está el mundo, lo que nos incumbe diariamente al ciudadano con los pies en el suelo. Nuestra realidad, que unos cuantos indeseables  han convertido en gran mierder en muy poco tiempo. Hay muchas cosas que son reverenda mierda, muchas… y, qué hago yo, aparte de vomitar, sentir mucho asco y no poder callarlo... ¿Lo adivinas?...
¿Recuerdas esa frase ”El mundo se desmorona y nosotros nos…”? Pues eso…
Que sin buscar ni proponérmelo lo mejor de mi año trece ha sido “eso”.
Los buenos besos lo merecen.

La primavera está al llegar y pienso disfrutarla con la sonrisa puesta. Porque cuando te diviertes mucho esta sonrisa no se fuerza, sale sola. 

Making of  ©AP

Gracias a tod@s los que me la provocáis. Feliz presente.



sábado, 21 de diciembre de 2013

Tu foto


El fondo totalmente desenfocado aunque puedo distinguir gente, tu rostro nítido en un primer plano muy cerrado hace que me sienta tan cerca que casi puedo acariciarlo con mis manos.
En esa foto tienes un perfil magnífico. Tu oreja derecha se dibuja perfecta, como tu nariz. Tu boca entre abierta como si estuvieras a punto de decir algo, muestra ese labio inferior suave que me fascina, pequeñas arruguitas de expresión se han formado alrededor de tus ojos, esos que se advierten claros bajo tus cejas; unos ojos que tienes fijos en alguien. No sé qué haces pero se te nota relajado y atento. Es probable que te encuentres sentado en cualquier terraza tomando algo con tu gente.

Pero lo que más me gusta de la imagen en sí es imaginar que la hice yo en esa vida en la que no sabíamos nada el uno del otro.

Imagino que un día me siento en la mesa de una cafetería del centro. Es otoño, estoy sola tomando un rooibos con especias mientras leo un libro, pero hay algo que me impide avanzar en la página en la que me hallo atascada; leo la misma frase una y otra vez sin encontrarle sentido. Tardo poco en averiguar que es el sonido de una risa lo que, entre tantos sonidos a esa hora de la tarde, me distrae, y miro hacia el lugar desde donde proviene, y entonces, te veo. Me gustas al instante. Te observo a escondidas parapetada tras la taza que sorbo despacio, miro cómo gesticulas al hablar, al reír, tu aspecto impecable me atrae: el pelo muy corto enmarca tus facciones, tus manos me encantan cuando asoman entre los cuerpos que nos separan al agarrar la Alhambra y dar un trago. La boca de la botella se posa en tus labios,— dichosa ella— pienso. 

Con movimientos muy lentos para no hacer ruido como si fuese a fotografiar un animal salvaje en mitad de la selva, saco mi cámara compacta y espero el mejor momento, ese en el que la gente que hay entre nosotros se aparta un poco, y disparo. Aparentemente, la toma es buena. Guardo la cámara en el bolso y termino mi infusión con el libro que ya no leo abierto de par en par. Me he quedado tan fascinada con tu imagen que ya no disimulo mirarte, y se abre un paréntesis de ensoñación donde no se escucha nada ni a nadie, sólo soy yo mirando tu cara y tú sin saber que existo. La ilusión desaparece en cuanto os movéis para marcharos, y tú,  todavía sentado, me miras. Es un instante, y hago como que estaba en otra cosa, pero me has pillado lo sé, lo sabes. Recojo todo con premura y me marcho de allí con una sensación de pérdida que se apodera de mí mientras me adentro por las callejuelas del barrio. Pero la vida ofrece todo eso: encuentros fugaces, otros más duraderos, miradas, palabras, besos. ¡Ay, esos labios…!

—¿No es interesante el libro?—escucho de una voz a mi espalda.
Me giro y te veo ahí.
—Te lo has dejado olvidado.
—Sí que lo es,... interesante digo, es solo que…

Al acercarte, percibo un aroma de agua fresca y ardiente, de esas que aseguran una permanencia irreprochable, y enmudezco. Hago todo lo posible por rozar mi mano con la tuya al recuperar el libro, me miras directo a los ojos, con el mentón ligeramente pegado al pecho, una de esas miradas Kubrick tan intensa. Creo que me va a dar algo, ya no hay espacio entre los dos. Para cuando me doy cuenta que te toco nos estamos besando…lo noto, yo ya he cerrado mis ojos y me dejo llevar. Otra vez se crea un vacío de silencio y tiempo, roto sólo por el ímpetu de nuestros labios al juntarse. No existe nadie más que tú y yo, no importa nada fuera de esa burbuja, no sé cuál es tu nombre ni tú conoces el mío…

●●●

Pero no, por mucho que mi imaginación vuele, la foto no te la hice yo a escondidas, tan solo la observo durante mucho tiempo ahí, como fondo de escritorio, y sigues pareciéndome tan cercano que la sensación de tocarte perdura incluso horas después de haber apagado el portátil.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Pretenciosos hay en todas partes, pero en el cine lo petan


Se puede pretender emocionar y quedarse en sólo pretender. Se puede hacer una película y un casting para la misma y cagarla por completo, se puede escribir un guión basado en una novela existente y hacer que te suba tanto el azúcar que desees comida mexicana para contrarrestar la glucosa. Se puede pretender que creas una historia y acabes no creyendo nada en absoluto.

Ayer, mientras ganchilleaba, vi/escuché una película española de las de drama romántico con chicos y chicas jóvenes, guaperas, que pese a eso, viven una vida atormentada por la cantidad de movidas profundas que llevan a sus espaldas. Si la intención era mostrar a cualquier chaval en su vida diaria, perdona Fernando GM, no vas bien. El visionado se convirtió en algo muy divertido cuando hice partícipe a mi ex anónimo, y menos mal. Estas cosas han de compartirse, sí o sí.

Un chico llega a casa tras pasar dos años en Londres. No se sabe qué tal se le da el idioma de la reina pero lo que es el castellano nada bien. ¿Cómo se puede elegir al actor con  peor dicción de toda la hornada para que haga de galán y diga cosas que deben resultar emotivas? El chico, Mario Houses, de sonrisa Profident es el protagonista. Inexplicable.

Otra cosa, qué hay de los barrios obreros, ¿no pueden vivir en la Barceloneta, Sant Antoni o Poble Nou, en pisos de pasillo oscuro y habitaciones pequeñas? Parece ser que no, los apartamentos siempre están maravillosamente bien situados, son inmensos y con unas vistas acojonantes, grandes loft de diseño, y eso que tienen veintipocos años y andan a la búsqueda de un empleo. (El Houses llega a casa y un buen curro en TV lo encuentra a él antes de decir: Hola, ¿qué tal?) Increíble.

Luego está el personaje de Claire Lake, fotógrafa: canta, baila, boxea, pilota motos de gran cilindrada, ah, y sabe cocinar…Lo hace todo, todo; claro que con el skyline que ve desde su terraza yo también me inspiraría de esa forma.

Y qué decir de la insustancial Mary Valgreen. ¿Hay una actriz que transmita menos que ella?
Solo me da gusto ver a la maravillosa Carme Elías en su  aparición fugaz. Es lo habitual, buenos actores y actrices en la sombra o comiéndose los mocos,  y la pandilla de niñatos sin talento ( bastante oculto o que yo no alcanzo a ver) de protagonistas absolutos.

¡Cuánto despropósito! El azúcar está por todos lados, me invade. Veremos si sobrevivo a estas Navidukas.

Creo que paso de comedias ligeras por ahora, me centraré más en otras cosas si es que mi mente dispersa lo permite, últimamente anda muy ocupada con la Sequoia.


Por cierto, yo sí tengo ganas de ti, pero ganas, ganas.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Subo de nivel



Me felicitan los de Infojobs con un correo lleno de globos, el banco me dice que hoy me está permitido dormir un poco más, darme un capricho, mirar el móvil cada cinco minutos por si llama quien espero que lo haga, pedir un deseo y que se cumpla, y por supuesto permitido quitarse años (Lo he hecho todo) Se acuerda de mí Ikea Family y me envía un menú gratis en su restaurante, Yves Rocher un regalico si me paso por la tienda, Promod, Groupalia; hasta Meetic me regala un mes gratis si compro un pase…Si seriespepito.com me envía una felicitación, lo peto todo, os lo juro por Jesse Pinkman.

Todo eso de las felicitaciones rápidas vía correo electrónico está muy bien, ellos hacen lo que tienen que hacer: marketing puro y duro, es más chulo que las amistades virtuales te hagan llegar mensajes de cariño y buenísimos deseos, porque me consta que todas y cada una de ellas lo desea de corazón…Son estas amistades con las que te ves en red a diario,  charlas en privado o por esos muros de dios, pasas momentos divertidos, irónicos y de mearse toda.

A lo mejor me pongo muy nostálgica en diciembre, pero, echo de menos las voces al teléfono, (aunque ya me han llamado tres amig@s) los besos que se dan, los de verdad, el contacto, y las cartas manuscritas, ¡por los dioses del Aventino!, sobre todo las cartas; ya no llega ni una. También echo de menos que llamen al telefonillo, como cuando éramos críos, y te pregunten si puedes bajar a la calle a jugar un rato.

Sé que es diciembre cuando hace frío en la calle y me da por buscar comedias ligeras. El domingo por la tarde, tras la entrega de mis deberes en el curso online, me puse a ver una película tonta, pero como sale Julianne Moore, y esa mujer me fascina, la vi…Como digo, era una comedia…sí, de reírse mucho (no) pero cuando vi el personaje de Julianne abriendo un armario en plano general y mirando hacia su interior, me emocioné. Yo no sabía cuál era su historia ni qué había ahí dentro, eso lo cuenta después…pero ese plano y su gesto ya me mostraba la pena intensa que sufría esa mujer. Son pequeños detalles de las películas que me hacen sentir de una manera profunda. Como cuando en "Amantes" de Aranda, el personaje de Maribel Verdú le dice al soldado Jorge Sanz tras agasajarlo con unas buenas viandas:  Lo he hecho para ti…y el gesto de su rostro acompaña las palabras y no ves a la actriz nunca más, ves a una pobre chica de pueblo enamorada, sin artificios.

Me fijo mucho en los detalles, en la ficción y en el día a día. En mi realidad, busco lo poco común. Me gusta sorprender y que me sorprendan; a estas alturas de la vida me considero “algo” creativa, y mientras tramo alguna cosa que sé que va a ser algo especial y único, disfruto muchísimo más creándolo de la nada que recibiendo un regalo (¿será por eso que ya casi nadie me regala nada?)…y soy de las que dan mucho valor a las cosas artesanas, por eso todavía regalo cosas hechas con mis manos. Me gustan los detalles porque antes los tengo yo. Me gusta cuando no espero nada, y de repente, ocurre algo chulo. Me gusta.

Es diciembre, y comienza mi bajón anual. 

Tal día como hoy (11) a las 20:13h nacía yo a la vera de una higuera. Fui pesada por mi abuelo con una romana, metida en un capazo, ante la atenta mirada de María la comadrona que asistió mi alumbramiento. ¿Se puede ser más de campo? Pues sí, de no haber cambiado mi lugar de residencia lo sería muchísimo más.


Hoy, subo de nivel. Por ahora no noto nada, excepto que el pastel enorme que me he comido no me ha sentado muy bien. Eso me pasa por comer como si no hubiera un mañana.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

De amores y libros

Hace un año que escribí la reseña de este libro para el portal literario melibro.com
Hoy, no sé por qué, he recordado a Álex, y la quiero compartir con vosotr@s.
No será la única, iré colgando mis pareceres sobre libros que leo, porque no son reseñas al uso, escribo lo que me transmite la historia y poco más.

TODAS LAS CHICAS BESAN CON LOS OJOS CERRADOS,  de Enric Pardo con prólogo de Berto Romero

Y bien, ¿qué tenemos aquí? ¿una novela romántica? No, desde luego; es más bien la certeza absoluta de que los hombres no pasan de todo, que tienen sus comeduras de cabeza  como nosotras. No de igual forma, pero ellos sufren también aunque muchos nunca demuestren tal cosa. Por eso me decidí a leerla; quería comprobar qué tienen en la cabeza los tíos que cuesta tanto entenderlos o estar en su misma onda.

Y de verdad, no pude parar, como me pasa con las series a las que soy adicta. Durante cuatro horas permanecí ausente de los problemas a los que me enfrento cada día como parada de larga duración. Unas horas en las que me divertí mucho viendo por un agujerito lo que les pasa a los chicos en esa franja peligrosa ­-y muchas veces autodestructiva-, de los 30 a los 40 años.

Yo, si fuera hombre, estaría hasta el gorro de que cada vez que no me atrevo con algo se me nombrara a Peter Pan, la verdad. Creo que tanto hombres como mujeres no deberíamos perder esa inocencia. ¡Ojalá se mantuviera intacta!  Si no soñamos, si no nos ilusionamos, cómo decir entonces que estamos vivos. Es una cutre realidad.

El amor lo mueve todo, esa es la conclusión a la que llegué hace tiempo. A mí me mueve, y lo digo abiertamente. Algunos ni lo conocerán a lo largo de sus vidas, otros pasarán de puntillas o no se atreverán. La sensación grandiosa de mirar a los ojos de esa persona especial  y sentir la inmensidad no tiene parecidos con nada. Con nada.

Que el hombre por naturaleza es infiel, que quiere lo que no tiene, que le asusta un océano y por eso prefiere quedarse en la tranquilidad de un riachuelo, que la grandeza le acojona, todo eso es así…para algunos. Cada uno buscamos el equilibrio de la mejor forma, unos logran ser felices sin emparejarse, lo cual está bien. No hay normas, las vamos escribiendo conforme ocurren en nuestras vidas una serie de acontecimientos. A las mujeres se nos complica más por nuestro reloj maldito, ¡cuánto daño ha hecho el personaje que se lo inventó!, que nos marca una caducidad como mujeres cuando tengo la convicción que nada tiene que ver con la fecha de nacimiento.

Álex es un inconformista que acierta, hace el 'monguer', se equivoca, sigue, se cae, sigue. Le ha costado dar con la solución, pero nosotros lo celebramos desde el otro lado del papel, aplaudimos ese comienzo, la siguiente página de su libro. No hay que pararse, hay que vivir los momentos, el ahora, pues el futuro es ilusorio. De nosotros depende cómo se va escribiendo nuestra historia, aunque algunas veces nos pongan muchas trabas y cueste.

Cuando dos personas se encuentran y entre ellas nace una complicidad, existe una conexión, el deseo, incluso el amor,  no deberían supeditarse  a datos externos de fechas o  prejuicios de clase. Tienen la importante misión de dejar fluir en libertad absoluta todos aquellos sentimientos que nazcan de ese encuentro. ¡Qué narices, han de vivir esa historia! Sólo así se es consecuente  y honesto con uno mismo.

Estoy de acuerdo con Enric Pardo que la receta para el amor es saber perdonar, pero no sólo a la otra persona si nos ha herido. Perdonarnos a nosotros mismos es fundamental para vaciar la mochila de lo malo y tenerla preparada para albergar todo lo bueno que la vida nos depara. Que las oportunidades están ahí,  y nunca se sabe lo que va a ocurrir mañana ni a quién vas a encontrar. 
“Lo que vengo a decir en la novela es que las chicas que besan con los ojos cerrados y que se regalan, que lo dan todo en una relación, son las que creo que valen la pena.” E.Pardo
 Gracias Enric, por darte cuenta y contarlo.

 Musetta   -  16 diciembre 2012